La obra

« El color más que nada »

Si bien sus cuadros son principalmente figurativos, Eugenio Foz afirmaba encontrar inspiración en formas tan inciertas y efímeras como las nubes que se desplazan por el cielo o en los rastros de humedad o de hollín sobre un muro. De niño lo fascinaban los dibujos que el rocío dejaba en la repisa de la ventana de su casa en Barcelona. Según él, no había diferencia entre pintura abstracta y pintura figurativa. Sus mujeres, sus paisajes y bodegones, no eran más que manchas de color lanzadas sobre una superficie blanca.

Fuera de las corrientes de su época, toda la vida persiguió con pasión un sólo objetivo: el color. A aquellos que creían ver la influencia de los impresionistas en sus pinturas, les respondía que no, que los impresionistas habían buscado reproducir los efectos de la luz, mientras que a él sólo le interesaba el color.

« El color de un objeto es único —decía—, no cambia. Es la luz la que cambia, y la percepción de los que miran. »

« Tome cualquiera de mis paisajes y póngalo a la luz del mediodía, le parecerá que ha estado pintado al sol! Pero si lo pasa inmediatamente a la sombra, será como si hubiera estado pintado de noche… »

Decía que el cielo era del mismo azul que el de los paquetes de Gauloises que fumaba. Había hecho múltiples experimentos para comprobarlo. La piel, por otra parte, era muy similar al color de la arena, con un ligero toque azul…

Para pintar las playas, traía de sus viajes, frascos de arena que humedecía con agua para reproducir los matices de la arena mojada.

El mar, por ser a la vez ventana y espejo, era lo único que no poseía un color propio. Al pintarlo, se tenía que captar al mismo tiempo el fondo y el reflejo. Probablemente por esto ejerció tal fascinación sobre el pintor. La profundidad y la manera con la cual fundía los colores... Fundamentalmente, Foz buscaba este secreto: la armonía entre los colores, el encadenado que los lleva al acuerdo y a formar un todo prefecto, sin notas falsas…

Le gustaba comparar la pintura con la música y el color con las notas.

« El blanco de la tela —decía— es el silencio. Las pinceladas, mis notas. »

Empleaba un día entero en la preparación de la paleta. Realizaba las mezclas de acuerdo con una dosificación muy precisa y exacta, utilizando en ciertos periodos de su vida, pequeñas cucharitas de juguete para mesurar la pasta que extraía de los tubos. De más claro a más oscuro, sobre una plancha de madera ancha, con una patina de años de capas de pintura al oleo esparcidas y secas, decidía las gamas: del rojo al amarillo pasando por todos los naranjas posibles, del azul al amarillo, del negro al blanco, etc…

Dedicó toda su vida a crear una paleta ideal, que una vez llegara a la perfección le permitiera pasear el pincel de la paleta a la tela sin la más mínima disonancia.

Su búsqueda del color y de la armonía se asemejaba a la de un físico en búsqueda de la ecuación que le permitiera descubrir y explicar la cohesión del mundo. El secreto que quería desvelar estaba ligado a la marcha del universo. Porque a sus ojos todo estaba emparejado: el color y la música, la música y la física, la física y la vida…

Posiblemente, esto explica la emoción que desprende hasta el más pequeño de sus cuadros. Cada uno de ellos, sean desnudos, marinas, paisajes o alegorías, están impregnados de su mirada, a la vez intensa y púdica, poética y ruda, apasionada y tímida…

Su ternura por las mujeres, su amor por el mar, el humor que transmiten algunas de sus composiciones como La ballena o El agujero negro, la nostalgia de una España de la que se exilió de muy joven, todo contribuyó, más allá de su maestría del color, a hacer de su obra una obra profundamente humana y honesta.

Al final de su vida, a pesar de que la vista ya le fallaba de manera dramática y sus facultades iban menguado, continuó pintando, pero a medida que las fuerzas lo abandonaban, tubo que renunciar a los detalles para centrarse en lo esencial. Sus últimas pinturas no parecen pintadas en un taller sino en el fondo del mar.

Es en este punto, donde emoción y color se encuentran.

Dibujo Eugenio Foz (1950)

Haga Click para agrandar

team1 Dibujo Eugenio Foz (1950)

Eugenio Foz en su estudio

Haga Click para agrandar

team1 Eugenio Foz en su estudio (photo : Daniel Lebée 1986)

Eugenio Foz en su estudio

Haga Click para agrandar

team1 Eugenio Foz en su estudio (photo : Daniel Lebée 1986)